En la clase de hoy, hemos elegido un experto en cada grupo, encargado de defender un modelo de orientación (clínico, programas, servicios, tecnológico...).
En mi caso, he sido el experto del modelo clínico o consueling, un método que tiene como objetivo atender las necesidades que el individuo tiene tanto en los ámbitos personal y educativo como socio-profesional. También pretende un cambio de conducta, una comprension del yo y una mejora de la salud mental.
Su gran limitación es que en este modelo solo hay dos agentes: el orientador y el orientado. Los profesores se quedan en un segundo plano. Tampoco existe una prevención y no se tiene en cuenta el contexto.
A pesar de sus limitaciones, es un complemento imprescindible.
El conflicto de esta actividad ha surgido al enfrentar estos modelos más tradicionales, con el modelo tecnológico.
Está claro que en la época en que vivimos, las nuevas tecnologías son imprescindibles, pero no podemos limitar la orientación a las nuevas tecnologías.
Debemos utilizar las tecnologías como ayuda, ya sea mediante blogs, webs, wikis, pizarras electrónicas...que nos ayudan a conseguir información y a trabajar de una manera más sencilla, pero no se puede perder algo muy importante, por encima de las tecnologías: el trato humano.
Las tecnologías solo deben ser un apoyo, pero el trato de las personas, el contacto alumno-profesor, esa empatía no puede ser sustituída.
El carpetazo al conflicto se dio como siempre: haciendo una unión de todos los modelos. Ningún modelo se sontiene por si solo, necesita de los demas para ser realmente eficaz y completo.
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